Venezuela,
un país de luto constante.
Hoy nos
embarga una tristeza profunda, amanecimos con la amarga noticia de que
asesinaron a un gran amigo, compañero de trabajo, un luchador insaciable con
ganas de comerse el mundo, lleno de vida y de buen humor. Su alegría contagia a
cualquiera, sus ganas en el trabajo eran infinitas, siempre dispuesto, atento y
en busca de la verdad.
Todavía
lo siento vivo, no puedo creerlo, estoy esperando una llamada o un mensaje que
me diga que todo es falso, que fue un error. No he llorado, no he gritado, me
perturba un poco mi serenidad. Sin embargo no puedo hacer mi rutina, no puedo
llegar al trabajo y hacer como si nada. Tengo la mirada perdida, siento que no
pertenezco a este lugar. Mi alrededor resulta extraño, creo que mi
cuerpo está caminando, deambulando, pero yo no sé dónde estoy.
Venezuela
es una ruleta rusa, una guillotina, todos los días al salir de nuestra casa
compramos un ticket (obligados) donde el premio mayor es la muerte. Únicamente se
salvan los que tienen guardaespaldas si acaso, no sé qué es peor. Es un país
donde reina la injusticia, donde le tenemos miedo a los malandros y a los
policías porque al final son la misma vaina. Donde todo es al revés, donde el
culpable es la víctima porque salió de noche, o porque sacó el celular en la
calle, donde se protege al delincuente y se acusa al inocente, al más pendejo.
Pero,
¿qué se puede esperar? La desintegración social ha sido sembrada, la educación se
desangra cada vez más, la incertidumbre, la desidia, la anarquía nos gobierna. Aquí
solo mandan, nadie dirige. Venezuela se está quedando sin hijos, ya sea por el
luto constante o las partidas inesperadas. Espero, estemos a tiempo de
irnos de manera natural, no quiero más muertes violentas, no quiero más
inseguridad, no quiero más impunidad. Quiero que existan más libros que balas, quiero
que se cumpla la ley, quiero que Venezuela despierte, quiero que el bien
triunfe ya. Hemos tenido suficiente.
Arnaldo
albornoz, amigo, compañero, me niego a creer esto. Eres el rostro de muchos
inocentes desconocidos que han muerto en manos del hampa que azota a nuestro
país. Eres la cara de alguien que asesinan a diario, hasta para irte lo hiciste
por la puerta grande, representando a muchas personas sin voz. Tú les diste
luz, tú eres luz. Siempre has brillado con tu talento, tus ocurrencias, tu risa
particular, tu léxico fabuloso, es imposible aceptar que no entrarás a mi oficina
a echarme broma, a meterme mano y darme un rico abrazo de los tuyos. Todo te lo
ganaste a pulso, me consta que tu trabajo era tu vida, me consta que te costó
conseguir tus logros, me consta que te faltaba mucho por vivir y por obtener. Me
consta que unos desgraciados truncaron tus sueños arrancando este 2017.
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Te quiero infinito. |
Con tu
partida ratifico que Televen es una gran familia, desde la entrada del canal se
siente una gran tristeza, un vacío enorme. Simplemente hoy no existe un “buenos
días.”
Siempre
estarás en nuestro corazón,
Adriana
Samaniego.
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