Cuando eres esclavo de tu mente esta se adueña
portentosamente de tus emociones, de tu cuerpo, de tu alma, convirtiéndote así
en un robot sistematizado, manejado por el ensimismamiento de la conciencia.
Esto ocurre cuando nuestros pensamientos se comportan como meteoritos, cuando
las actividades y el ajetreo diario nos apartan de la realidad y evadimos el
presente, el único lugar donde la vida existe.
El pasado ya no es y el futuro no es todavía. -San Agustín.
Viajar al pasado sirve para analizar nuestras
conductas actuales, funciona para detectar en el presente alguna situación
similar regalándonos la oportunidad de actuar diferente. Lo importante es no
quedarse anclado cargando el barco, sino aprender a navegar y elevar las velas,
ser el capitán del viaje.
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Parque del Este. Àvila. Venezuela |
Sin embargo, existen varias soluciones o alternativas que pueden traernos de vuelta al “aquí y ahora.” Una de ellas es el yoga, actividad que particularmente me produce bienestar mental, emocional, espiritual y físico, porque puedo presionar el botón de STOP y detener tanto movimiento inconsciente.
Las dos piezas mas importantes de equipamiento que necesitas para hacer yoga son tu cuerpo y tu mente. -Roodney Yee.
Al momento de practicar yoga pueden aparecer
pensamientos o preocupaciones que nos impiden el paso hacia la paz. Es
preferible evitar suprimirlos, molestarse o inquietarse, al contrario, debemos
mirarlos de frente, aceptarlos y dejarlos pasar. Convertirlos en forma de nube
es un ejercicio que ha resultado, los veo, acepto e imagino una línea
horizontal en el cielo donde pasan de izquierda a derecha, luego se disuelven y
vuelvo a la práctica, a la respiración consiente, a escuchar al cuerpo y buscar
la armonía en las posturas. En las primeras prácticas puede existir la falta de
concentración, pero poco a poco conseguirás el objetivo. La vida es un proceso,
todo lleva su tiempo y cada quien está en el suyo, solo disfrútalo.
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Stop en algún lugar... |
Otro método que utilizo cuando estoy muy
desconcertada de tanta algarabía, es agudizar el sentido de la vista, sobre
todo detallar la naturaleza. Es un óptimo ejercicio porque logro disolver los
pensamientos viendo una montaña, un animalito. Observar a la gente, prestar
atención, detallar algún objeto o persona, ver de qué estamos hechos, saber que
cada cabeza es un universo, donde cada quien tiene su lucha y sin embargo
estamos de pie, estamos vivos.
Es por ello que debemos saber identificar cuándo
la mente está jugando con nosotros y la invitación consiste en presionar el
botón de STOP de vez en cuando. Aceptar todos los pensamientos, sí, pero no ser
cautivos de una mente inquieta. Aprender a controlarla, ayudarla y mimarla es
lo que nos hará libres, cuando la perspectiva cambia todo a tu alrededor
también lo hará.
Adriana Samaniego
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