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Desde que puse el pie en la oficina de
mi nuevo trabajo, sentí que ella no me dio la bienvenida. La expresión
corporal, la energía y su trato lo hicieron evidente.
Personalmente no me gusta estar de malas
con nadie, pero debo comprender que no soy monedita de oro para caerle bien a
todo el mundo, a pesar de que me considero una buena persona.
No me soporta…
Con el paso del tiempo pude confirmar lo
que capté desde el primer día, por más que intentaba ser servicial, de hacer
las cosas bien y trabajar en equipo me encontraba con una pared. Traté de no
tomarlo personal, analizaba la situación desde otro punto de vista, pensaba que
podía tener muchos problemas internos, tal vez familiares, de crianza,
personales, lo que sea y por eso la falta de empatía.
Luego, en sus redes sociales veía que teníamos
cosas en común. Primero, descubrí que somos el mismo signo ¡quedé en shock! Le
gusta el yoga, el café y colocaba frases súper buena vibra (sueno súper stalker
pero no, nos comenzamos a seguir y entre cielo e Instagram no hay nada oculto) Entonces
¡oh sorpresa!, en la vida real era otra ¿cómo una persona puede tener dos
vidas? O como digo, tal vez al no caerle bien mostraba su lado mas gris. Porque
esa es la mejor palabra para definirla ¡Gris!
“No les deseo (a las mujeres) que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas” Mary Wollstonecraft.
Como se han percatado, no me quedo
estancada en lo negativo. Y en este capítulo quiero hablarles del término Sororidad. Su significado ha tenido mayor
envergadura en los últimos tiempos por el desarrollo del feminismo, pero mas
allá de eso y de caer en lo controversial de este movimiento – que por cierto,
me parece increíble- quiero reflexionar sobre el contenido substancial de esta
palabra. Sor (hermana) Sororidad (hermandad) fraternidad.
Según algunas lecturas que he realizado sobre
este tema, la mayoría coincide en que las mujeres de nuestro pasado eran mas
unidas y fraternales que en la actualidad. Se reunían en los ciclos menstruales
para compartir y descargar sus experiencias, intercambiaban recetas caseras
para curar enfermedades, vivían en colectivo y se ayudaban unas a otras. Hoy,
también podemos encontrar situaciones similares, mujeres apoyándose entre si,
sin complejos ni ataduras.
La alianza es el camino…
Sin embargo, muchas veces ocurre lo
contrario, vemos a una mujer como competidora, nos sentimos atacadas y el hecho
de pensar que puede “superarnos” o “ser mejor” nos paraliza. ¿Por
qué? ¿Por qué el egoísmo? Si
queremos esa felicidad que tanto buscamos en la vida, debemos empezar por
entender que la alianza es el camino.
Compartir tus conocimientos, ayudar a
otra persona, inspirar, motivar, crecer juntas, evitar hacernos zancadillas, facilitar
el camino de la otra, es lo que nos empodera. Recuerdo claramente una frase de
aquella compañera cuando le dije que quería aprender de ella “soy un poco
celosa con mis cosas, no es fácil enseñarte y compartir todo lo que logré en
dos años” ¿Really? Por lo menos agradecí su sinceridad.
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¿La de al lado es tu competencia o tu compañera?
No la juzgo, la sociedad actual es muy
competitiva pero ¡si supiéramos todo lo que podemos lograr juntas! ese
antagonismo sin sentido ni pasaría por nuestra cabeza. Los juicios emitidos sin
conocer a las personas se dispersarían, como partículas en el aire. Dar sin recibir nada a cambio, es
gratificante, nos hace grandes, nos empodera.
Lograr conciencia femenina no es solo el
objetivo, lo ideal sería generar un cambio social (Sororidad) desde pequeñas acciones que se conviertan en ejemplo
para muchas y así poder generarlo. Qué diferencia sería si en la escuela o en
los medios nos enseñaran pensamientos feministas, de amor propio, o nos
explicaran a través de la historia el valor de la mujer, el empoderamiento de
las mujeres unidas, debería ser una materia, así como las matemáticas.
“Las mujeres son los verdaderos arquitectos de la sociedad” Harriet Beecher Stower
Este tema puede resultar extenso y
profundo, por eso solo quiero compartir esta reflexion e invitarlas a querernos
mas. Porque cuando tú te quieres mucho, estás segura de ti. Y eso hace que tu
relación con los demás sea verdadera, tenga un significado. Te hace sentir
valiosa y no te preocupas si alguien es “mejor” o “peor” simplemente: eres tú.
Brilla, camina, ilumina tu parte ¡Eres
poderosa!
Adriana Samaniego