martes, 25 de septiembre de 2018

Competencia o alianza...


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Desde que puse el pie en la oficina de mi nuevo trabajo, sentí que ella no me dio la bienvenida. La expresión corporal, la energía y su trato lo hicieron evidente.

Personalmente no me gusta estar de malas con nadie, pero debo comprender que no soy monedita de oro para caerle bien a todo el mundo, a pesar de que me considero una buena persona.
No me soporta…
Con el paso del tiempo pude confirmar lo que capté desde el primer día, por más que intentaba ser servicial, de hacer las cosas bien y trabajar en equipo me encontraba con una pared. Traté de no tomarlo personal, analizaba la situación desde otro punto de vista, pensaba que podía tener muchos problemas internos, tal vez familiares, de crianza, personales, lo que sea y por eso la falta de empatía. 


Luego, en sus redes sociales veía que teníamos cosas en común. Primero, descubrí que somos el mismo signo ¡quedé en shock! Le gusta el yoga, el café y colocaba frases súper buena vibra (sueno súper stalker pero no, nos comenzamos a seguir y entre cielo e Instagram no hay nada oculto) Entonces ¡oh sorpresa!, en la vida real era otra ¿cómo una persona puede tener dos vidas? O como digo, tal vez al no caerle bien mostraba su lado mas gris. Porque esa es la mejor palabra para definirla ¡Gris!

No les deseo (a las mujeres) que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas” Mary Wollstonecraft.

Como se han percatado, no me quedo estancada en lo negativo. Y en este capítulo quiero hablarles del término Sororidad. Su significado ha tenido mayor envergadura en los últimos tiempos por el desarrollo del feminismo, pero mas allá de eso y de caer en lo controversial de este movimiento – que por cierto, me parece increíble- quiero reflexionar sobre el contenido substancial de esta palabra. Sor (hermana) Sororidad (hermandad) fraternidad. 


Según algunas lecturas que he realizado sobre este tema, la mayoría coincide en que las mujeres de nuestro pasado eran mas unidas y fraternales que en la actualidad. Se reunían en los ciclos menstruales para compartir y descargar sus experiencias, intercambiaban recetas caseras para curar enfermedades, vivían en colectivo y se ayudaban unas a otras. Hoy, también podemos encontrar situaciones similares, mujeres apoyándose entre si, sin complejos ni ataduras.
La alianza es el camino…
Sin embargo, muchas veces ocurre lo contrario, vemos a una mujer como competidora, nos sentimos atacadas y el hecho de pensar que puede “superarnos” o “ser mejor” nos paraliza. ¿Por qué? ¿Por qué el egoísmo? Si queremos esa felicidad que tanto buscamos en la vida, debemos empezar por entender que la alianza es el camino.

Compartir tus conocimientos, ayudar a otra persona, inspirar, motivar, crecer juntas, evitar hacernos zancadillas, facilitar el camino de la otra, es lo que nos empodera. Recuerdo claramente una frase de aquella compañera cuando le dije que quería aprender de ella “soy un poco celosa con mis cosas, no es fácil enseñarte y compartir todo lo que logré en dos años” ¿Really? Por lo menos agradecí su sinceridad.
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¿La de al lado es tu competencia o tu compañera?
No la juzgo, la sociedad actual es muy competitiva pero ¡si supiéramos todo lo que podemos lograr juntas! ese antagonismo sin sentido ni pasaría por nuestra cabeza. Los juicios emitidos sin conocer a las personas se dispersarían, como partículas en el aire.  Dar sin recibir nada a cambio, es gratificante, nos hace grandes, nos empodera.

Lograr conciencia femenina no es solo el objetivo, lo ideal sería generar un cambio social (Sororidad) desde pequeñas acciones que se conviertan en ejemplo para muchas y así poder generarlo. Qué diferencia sería si en la escuela o en los medios nos enseñaran pensamientos feministas, de amor propio, o nos explicaran a través de la historia el valor de la mujer, el empoderamiento de las mujeres unidas, debería ser una materia, así como las matemáticas.

“Las mujeres son los verdaderos arquitectos de la sociedad” Harriet Beecher Stower 

Este tema puede resultar extenso y profundo, por eso solo quiero compartir esta reflexion e invitarlas a querernos mas. Porque cuando tú te quieres mucho, estás segura de ti. Y eso hace que tu relación con los demás sea verdadera, tenga un significado. Te hace sentir valiosa y no te preocupas si alguien es “mejor” o “peor” simplemente: eres tú.

Brilla, camina, ilumina tu parte ¡Eres poderosa!

Adriana Samaniego



miércoles, 19 de septiembre de 2018

Familiares tóxicos


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-       Joel: “Hoy desde esta silla de ruedas, soy el hombre más feliz de la tierra, me siento con más capacidades que nunca, le encontré el sentido a mi vida, gracias a Mariana. El ego se disipó, las ganas de impresionar a los demás desaparecieron, la búsqueda de aceptación social terminó. Descubrí que todo está adentro, que si quiero que los demás me quieran debo amarme primero. Ahora entiendo lo absurdo que fui al pretender ser otra persona, ese deseo desenfrenado de aparentar algo que no existía no era mío, era inculcado ¡que asfixiante! No entiendo como nosotros criticamos a la sociedad por los patrones que impone, pero nosotros somos parte de esa sociedad ¡Qué paradójico!”

Y con este fragmento de algo que estoy escribiendo, quiero preguntarte ¿hasta cuándo? Hasta cuándo vas a permitir que una persona te diga cómo “debes ser” ¿cuál es tu límite?

Recordemos, somos seres humanos diferentes, con criterio, eso nos distingue de los demás seres vivos. Por ello, es absurdo pretender manipular y hacer creer a una persona que debe ser de determinada manera porque sino es un “fracasado” o debe tener tales y cuales cosas para ser alguien en la vida ¿y si soy feliz en lo que tú llamas “fracaso”? ¿te importa verdaderamente mi felicidad?

Si ni siquiera somos lo que nosotros creemos de nosotros mismos, ¿cómo vamos a dejarnos influenciar por el pensamiento errado de los demás sobre nosotros? Sí, resulta difícil sobre todo cuando la persona es alguien cercano, pero, siempre es necesario hacer cumplir límites. No permitas ofensas, la gente debe aceptarte como eres, sino toma distancia.

Alejarse no es una forma de huir, es sanar. Es encontrar la paz que a veces no encuentras en casa, en el trabajo, en esas relaciones familiares tóxicas. Te van a criticar por tu distanciamiento, pero no se preguntarán ¿por qué se alejó? ¿qué hace que no llegue a la casa y me evite? Hay dos tipos de personas, las que te darán las herramientas para mejorar la relación o las que prefieren seguir culpándote de todo, juzgándote y quedándose cómodas en el sofá señalando con el dedo sin ver sus propios errores.

Joel, antes de quedar en silla de ruedas, casi se cree lo que le decía su mamá “Eres un fracasado” “No tienes nada” “No sirves” Pero su alma era tan fuerte y noble que sigue luchando por cubrir los gastos que ella genera. Es el hombre mas trabajador del mundo. Desde pequeño fue responsable con las labores del hogar, trabaja desde los 15 años. Logró independizarse y estudia en la mejor Universidad que existe: la vida. Valentía, es una de las materias en las que tiene honores.

¿Fracasado? El éxito de la vida no está en vencer siempre, sino en no darse por vencido nunca. Y eso eres tú Joel. Un guerrero.


Adriana Samaniego.

Instagram: @asiloveoblog