jueves, 20 de julio de 2017

¿Amo o esclavo?

Cuando eres esclavo de tu mente esta se adueña portentosamente de tus emociones, de tu cuerpo, de tu alma, convirtiéndote así en un robot sistematizado, manejado por el ensimismamiento de la conciencia. Esto ocurre cuando nuestros pensamientos se comportan como meteoritos, cuando las actividades y el ajetreo diario nos apartan de la realidad y evadimos el presente, el único lugar donde la vida existe.
El pasado ya no es y el futuro no es todavía. -San Agustín. 
Viajar al pasado sirve para analizar nuestras conductas actuales, funciona para detectar en el presente alguna situación similar regalándonos la oportunidad de actuar diferente. Lo importante es no quedarse anclado cargando el barco, sino aprender a navegar y elevar las velas, ser el capitán del viaje. 
Parque del Este. Àvila. Venezuela
Un viaje que produce incertidumbre, cuando lo emprendemos pensamos ¿y ahora qué? ¿Qué irá a pasar? ¿Doblo a la derecha o a la izquierda? Actuamos sobre la base de que muy pronto nos encontrará la tormenta llamada: futuro. Y vivimos pensando en él, a veces hasta dejamos de lado todo lo que somos, empeñados en conseguir las respuestas a las interrogantes que este tiempo trae inmerso, dándole paso a la ansiedad, la bff del estrés.

Sin embargo, existen varias soluciones o alternativas que pueden traernos de vuelta al “aquí y ahora.” Una de ellas es el yoga, actividad que particularmente me produce bienestar mental, emocional, espiritual y físico, porque puedo presionar el botón de STOP y detener tanto movimiento inconsciente.
Las dos piezas mas importantes de equipamiento que necesitas para hacer yoga son tu cuerpo y tu mente. -Roodney Yee.
Al momento de practicar yoga pueden aparecer pensamientos o preocupaciones que nos impiden el paso hacia la paz. Es preferible evitar suprimirlos, molestarse o inquietarse, al contrario, debemos mirarlos de frente, aceptarlos y dejarlos pasar. Convertirlos en forma de nube es un ejercicio que ha resultado, los veo, acepto e imagino una línea horizontal en el cielo donde pasan de izquierda a derecha, luego se disuelven y vuelvo a la práctica, a la respiración consiente, a escuchar al cuerpo y buscar la armonía en las posturas. En las primeras prácticas puede existir la falta de concentración, pero poco a poco conseguirás el objetivo. La vida es un proceso, todo lleva su tiempo y cada quien está en el suyo, solo disfrútalo.
Stop en algún lugar...

Otro método que utilizo cuando estoy muy desconcertada de tanta algarabía, es agudizar el sentido de la vista, sobre todo detallar la naturaleza. Es un óptimo ejercicio porque logro disolver los pensamientos viendo una montaña, un animalito. Observar a la gente, prestar atención, detallar algún objeto o persona, ver de qué estamos hechos, saber que cada cabeza es un universo, donde cada quien tiene su lucha y sin embargo estamos de pie, estamos vivos.

Es por ello que debemos saber identificar cuándo la mente está jugando con nosotros y la invitación consiste en presionar el botón de STOP de vez en cuando. Aceptar todos los pensamientos, sí, pero no ser cautivos de una mente inquieta. Aprender a controlarla, ayudarla y mimarla es lo que nos hará libres, cuando la perspectiva cambia todo a tu alrededor también lo hará.

Adriana Samaniego

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