sábado, 23 de diciembre de 2017

Cuando escribo...


Cuando escribo soy yo misma, me expando y fluyo con las estrellas. Literalmente es como si estuviera parada sobre un planeta, o encima de la luna y me lanzo al vacío sin paracaídas, sin ataduras, sin miedo. Sumergiéndome desnuda en un Universo desconocido pero fascinante, donde no importa nada y aprendo a querer cada partícula de mi ser.

Es exponer los sentimientos más profundos que florecen en mi interior, con algún tema cautivador, esos que encienden la chispa y alumbran el alma. Es colocar en una “bandejita de plata” –o de chocolate- tu verdadera esencia. Es abrirte con esa amiga a la que puedes contarle todo, sin omitir comentario alguno (no sé si les pasa pero uno sabe a quién contarle ciertas cosas y a quiénes no.) En este caso, hablo de las personas con las que tenemos esa conexión espiritual que nos permite ser libres y hablar sin secretos. Así me siento cuando escribo.

Cuando escribo no tengo claro hacia dónde voy y ese enigma es el que me hechiza. El propósito es olvidarme del mundo un instante y liberar todas las emociones a través de las letras.

Comenzar el viaje con una palabra y dejarme seducir por el ritmo natural de mis pensamientos, produce que en más de una ocasión pierda el hilo conductor del tema a tratar. Inicio hablando de una cosa y finalizo con algo totalmente distinto, pero así es la vida misma. Tenemos una idea, planificamos, nos organizamos y ella se encarga de darnos un giro inesperado que cambia el curso de la historia. Es ahí cuando debemos comprender que no se trata de formas, sino de transmitir sensaciones y captar las señales, identificar cómo podemos actuar ante ciertas situaciones, aceptar la imperfección como parte de la vida aunque nos empeñemos en buscar siempre la antítesis.

La escritura no tiene un manual, pero sí reglas de sentido común, en realidad prefiero llamarlo "valores" en vez de normas. El hecho es que esto me hace casi levitar, suspirar, reir, llorar, hasta quedarme inmóvil cuando estoy en plena conversación con alguien porque se me ocurrió una frase. Es versátil, directa y pura cuando los verdaderos protagonistas se apoderan del teclado: los sentimientos.
Aquí escribí😍 

Como siempre digo, no pretendo ser escritora intelectual sólo me agrada la idea de poder inspirar a los que se animan a leerme. Además me ayuda a drenar, descubrir mis pasiones y compartir mi corazón. La invitación es a eso, a abrirte al mundo tal cual eres, servir a los demás y encontrar el bienestar que mereces.

La belleza de una persona no se mide por su forma, sino por la forma en que ama, ayuda y comparte. 

Gracias por leerme.

Adriana Samaniego.





1 comentario:

  1. Ups querida Adri, que lindo leerte. te veo ahí en algunas frases, escucho tu voz mientras leo, te imagino sentada, serena escribiendo. un abrazo grande, estaré dando vueltas por aquí de vez en cuando para disfrutar un poquito mas de ti. ;)

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